
La forma más simple de hacer que un programa sea libre es ponerlo
bajo dominio público, sin derechos de autor. Esto permite a la gente
compartir el programa y sus mejoras si así lo desean. Pero también permite que
gente no tan cooperativa convierta el programa en software privativo.
Pueden realizarse tantos cambios como se quiera y distribuir el resultado como
un producto privativo. Las personas que reciben el programa con esas
modificaciones no tienen la libertad que el autor original les dio, ya que han
sido eliminadas por el intermediario.
El copyleft también ayuda a los programadores que
quieran contribuir con mejoras al software libre obteniendo
permiso para hacerlo. Estos programadores a menudo trabajan para compañías o
universidades que harían casi cualquier cosa para conseguir más dinero. Un
programador puede querer contribuir con sus cambios a la comunidad, pero su
superior puede querer convertir sus cambios en un producto software privativo.
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